20 de octubre de 2023

EL LOCO

 

Hay quienes sostienen que la actual pasión argentina por las artes adivinatorias es en realidad un intento por devolverle su poder al Oráculo.

Es posible.

Sin embargo es interesante como forma de aproximarse a espejos donde se reflejan arquetipos del inconsciente colectivo nacional.

En este caso no se trataría de “ocultismo” sino de lo contrario: de búsquedas y develaciones.

En aras del entendimiento racional, el árbol del conocimiento creció en una sola dirección.

Quizá haya llegado el momento de que otros retoños florezcan y completen el follaje.

Si esto fuera así, entre ellos no podría faltar la sabiduría de El Loco

Tarot

En las cartas del Tarot El Loco es el arcano que no está fijo como los otros.

Tiene el número 0 y de ahí que se lo asocie a la simbología del círculo, lo que escapa a toda forma.

El caos del que nacerán las estrellas, lo otro de la lógica

La pura posibilidad que a cada momento elige su camino.

El Loco no espera ni planea nada. Reacciona en forma instantánea ante la situación inmediata.

Es el movimiento, el cambio.

La figura del loco representa la curiosidad, la espontaneidad, la despreocupación en un individuo crédulo, ingenuo e infantil.

Expresa capacidad instintiva para provocar situaciones nuevas, pero sin un objetivo determinado y sin ningún criterio.

El desarrollo de estas situaciones depende del azar.

El Loco no domina las circunstancias que se generan a su alrededor.

El Loco del Tarot es la única carta que sobrevive en las actuales, en la forma del Joker.

Y ahí también altera el orden establecido.

Si es en el poker, es el bufón de la corte, en quien el rey confía.

En la mitología contemporánea se vistió con el ropaje multicolor del Guasón de Batman, que como buen bufón no deja de decir lo que ve.

¿Acaso los bufones no eran a menudo, verdaderos retrasados mentales? Es cierto.

Tan cierto como que los que no están capacitados para pensar sean considerados como tocados por la gracia divina.

Son los que poseen un aspecto no desarrollado de la mente y se lo compara con una parte de la personalidad que quedó atrás y por eso lleva aún la totalidad original de la naturaleza.

“De poetas y de locos todos tenemos un poco” Cuando estamos en un momento creativo, cuando meditamos, o cuando estamos enamorados, uno se convierte en El Loco.

En cuanto abrimos el corazón para admitir al loco que llevamos adentro, sucede con frecuencia que la risa disipa la hostilidad y toda la energía que usamos para defender nuestra propia estupidez queda libre para otros usos y terminamos riéndonos de la locura de los normales mortales.

En cualquier caso El Loco es un buen personaje a quien consultar cuando todos los planes se quiebran y quedamos a la deriva.

En estas ocasiones, si lo escuchamos, podremos oírle decir: aquel que no tiene meta no puede perder nunca el camino.

Locos y locos

Aunque hay, evidentemente, locuras y locuras.

Y se puede ser, por ejemplo, un loco lindo, un loco de atar, o un loco de mierda.

O ser un loco pero no comer vidrio.

Porque la paradoja consiste en que si a veces la verdadera salud pasa por lo infantil y la locura, y El Loco puede conducirnos hacia el camino de la verdad y la salvación, también puede hacer de demonio y conducirnos a la locura y al infierno.

El Loco, como carta, es un pretexto y un cómplice, como arquetipo, un portavoz, como símbolo nos trae un mensaje.

Sin embargo, como supremacía suele ser incertidumbre: una salvación o una desgracia.

Vale la pena recordarlo en estos tiempos, cuando el derrumbe de tantas certezas nos pone una vez más en el centro del círculo.

Asomados al cero. Al comienzo del viaje.

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