14 de mayo de 2006

Papeleras: paralaje




Aunque demasiada tinta ha corrido sobre el tema (lo puede comprobar buscando “Papeleras” en el Google), permítame cometer la impertinencia de darle otra pasada.
Es que pocas situaciones dieron tan ambiguo alimento a las interpretaciones, más aún a las tergiversaciones más tenaces, injustas y disparatadas, como ésta.
Además, como diría Mark Twain, no sé si este conflicto está siendo manejado por personas inteligentes que nos están jodiendo o por imbéciles que hablan en serio.
La incertidumbre no puede deberse a la ignorancia de datos, sino más bien a lo contrario.
Las noticias son tan abrumadoras que nos distraen. Mejor le diría: nos despistan.
Porque salta a la vista que todo es un error de óptica, una paralaje. La paralaje, término derivado de paralelo y eje, se refiere a las aparentes diferencias que tiene un objeto de acuerdo con el punto de vista elegido.
Se trataría entonces de desaprender datos y en cambio desentrañar las opiniones.

Pasando revista
Pasando revista a las variadas interpretaciones, sorprende enterarse, por ejemplo, que detrás de los cien mil manifestantes de Gualeguaychú, sin consignas partidarias y con banderas e himnos de Argentina y Uruguay y con el único propósito de reclamar aire puro y agua pura se encuentre un nacionalismo parroquial y el “divide et impera” de la perfidia imperialista.
Como causa impresión descubrir que las inversiones extranjeras del estilo Botnia-Ence son el requisito indispensable para escapar al atraso semicolonial.
Igualmente cuesta coincidir con los que se atreven a exhumar cadáveres, como el del Supremo Entrerriano o Artigas, con miras a encontrar una respuesta original y que sólo puede servir como tesis para una licenciatura en historia pero nada aporta políticamente (Quizá haya que resucitar algún muerto pero no en esta ocasión).
Pero sobre todo es complicado convenir con la incomprensión (o superficialidad) de los que no entienden otras contradicciones más que la de poseedores/desposeídos, o con los que sólo reconocen ideologías pero no intereses.
También es difícil aceptar como sinceras las opiniones en defensa del medio ambiente de intendentes y gobernadores reunidos por el presidente en Gualeguaychú con motivo de la presentación en La Haya (las realidades de sus feudos sobre el tema no ayudan a despejar dudas). ¿No se tratará, más bien, de una solución de simulación para salvar el pellejo, ya que “Kirchner se durmió, como dice un turco amigo, y por eso intenta huir hacia adelante, ganar tiempo y no quedar solo en el fracaso”?.
Tampoco es de fácil asimilación ver al compañero Tabaré cumpliéndole el sueño a sus predecesores y sumándole el anhelo de convertir al Uruguay en Estado Libre Asociado, con el riesgo cierto de romper el Mercosur y su propio frente.

La salida
Me parece que ya es hora de dejar de preguntarse con Borges:“¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?”, para meterse con brevedad en la búsqueda de las salidas.
El embrollo se resuelve de cara al futuro, con imaginación y agudeza de ingenio, comprendiendo la diferencia entre lo circunstancial y lo estratégico. Sin pretensiones de rendición incondicional y por supuesto, abandonando el jactancioso juego de ver quién la tiene más grande.
Además, no se me ocurre mejor solución para corregir los errores de paralaje que salir del limbo de los difuntos y del lugar intermedio entre dos urnas, para colocarse en la perspectiva latinoamericana.
Ahora bien, ocurra lo que ocurra, es claro que no es litigar en tribunales internacionales la mejor solución, sino, como sostenía en un reciente comunicado la “diabolizada” Greenpeace, “reiniciar en forma urgente las negociaciones entre ambos países” y aprovechar el conflicto para, por ejemplo, “adoptar un plan regional de producción limpia que regule a la industria del papel”.
Hasta acá mis opiniones pretendieron connotar y aclarar (sin presunción de conseguirlo), ahora es el turno de esperar que en el desenlace, hoy como ayer, el destino común gravite sobre el espectáculo de los arrebatos y las declaraciones extemporáneas.