30 de diciembre de 2014

Cruzando la cordillera

Cordillera andina: columna vertebral de nuestra América


 








La posibilidad de observar estos suelos escarpados, desde el llano, desde un puente, desde el micro, entre piedras y nubes, es de las cosas que más me conmueven.

29 de diciembre de 2014

Las dos puntas

 
"Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos".
El libro del desasosiego, Fernando Pessoa.



















Las fotos.
Eso es siempre de lo mejor en cualquier viaje.
Sirve para activarme los sentidos cada vez que veo las últimas imágenes en colores, o las desvaídas fotos blanco y negro de hace años.
 
 
 
 
 
 
 

Solos o acompañados: he ahí el dilema

 Hay quienes detestan los viajes turísticos grupales. Creen que no son más que una mentira organizada. Que si nada puede fallar, si está todo fríamente calculado, no tiene gracia alguna.

 
Elegidores de ignorancia supina a clases magistrales de los imprescindibles guías, no se bancan, además, los horarios regimentados, los protocolos de las comidas incluidas en el paquete y, sobre todo, a cincuenta turistas al mismo tiempo disparando sus cámaras con ojo bestial.


Sin embargo, los cuantiosos escépticos que se animan a romper prejuicios, rápidamente se acostumbran al organizado aprovechamiento sistemático del ocio.


Y en realidad, ambas interpretaciones, la del viaje individual y las colectivas y controladoras experiencias turísticas, son inteligentemente erróneas.
 
En el fondo, inexorablemente, todos las viajes se examinan desde el final.

Anima, además, la definición de «viaje» del gran poeta portugués, que no podemos dejar de pensar cuando viajamos.

De últimas, las impresiones grabadas constituyen una extensión de nuestra personalidad.
 
Y la realidad y las experiencias vividas solo la podemos describir a través de un prisma personal y único.
 

Yamila, Yésica y el Nano (que no es Serrat): los guías

 
Yami y la Yesi
 
 
La incorporación de excursiones estimula a tomar relativamente en serio la idea de calificar de exitoso cualquier viaje de turismo.
 
Nunca puede faltar para el viajero en busca de conocimiento, de esparcimiento, de sacudirse la nostalgia, una cuota apasionante de acción y aventura.
 
Descubrir historias, reales muchas veces, mitos otras, caracterizan a cualquier paseo contratado. Meros detalles que para cualquier conocedor podían resultar anodinos pero que fascinan a los profanos que se inician en los vericuetos de un paseo exploratorio.
 
Por supuesto, para justificar su condición de elemento insustituible, toda la narrativa es protagonizada por los sujetos de repetidas referencias, los guías.
 
El relator de viaje, como el autor de un género literario, describe acerca de las personas o lugares que él ha encontrado o conocido, lo que ha visto o aprendido.
 
Aunque, para ser considerado exitoso, el relato no debe ser una simple colección de fechas y sucesos, debe tener una narrativa coherente y estructurada y el valor agregado de picardía y humor.
 
El Nano


 
 
 
 
 
El conocimiento se enriquece permanentemente, a lo largo de los viajes, mediante el aporte de estos personajes.
 

Cuando pa' Chile me voy...(continuará)

 
 


1 de noviembre de 2014

MDQ


 

Conste que pensamos para ella el fin de semana, con cierta perversidad de placer solidario.



 

 
 
 
 
 Sin embargo, con detenimiento de abuelos ociosos, no se hace necesario hacer un gran esfuerzo para programar un viaje.
Que, como sabemos, vendría a ser algo así como perder el tiempo en algo que resulta agradable. Como tampoco es tan sólo moverse en el espacio sino en predisponer el alma y aprender de nuevo.
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
Así, Mar del Plata asomaba como una ciudad formidable, con todo lo necesario para pasarla bien. Sobre todo por esa energía que siempre sorprende y que habíamos disfrutado tanto tantas veces.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Téngase en cuenta que ella desconocía los secretos guardados que la gran ciudad marítima posee para deleitarse.
Y que se trataba de un corto viaje.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ahora, seguramente, habrá que dedicarse a hacer la diferencia aprovechando al máximo el poco tiempo disponible.




 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La cuestión que la irrupción de la abrumadora claridad de la primavera estimulaba, entonces, como correspondía, a valorar y disfrutar los tiempos.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Con tanto sol, ideal era, en principio, pasar factura al mar. Alcanzaba, también, para reconocer, plácidamente acomodados en la arena, las amplias y cálidas playas.

 
 
 


 
 

 
 






Despojados de estrés, ya no ofrecía el menor reparo proyectarse en la aventura de conocer el puerto. Nunca podía faltar la postal de los barquitos pescadores y los lobos marinos.


 
 
 











Como balance contable, es decir, para ser contado, quedan infinidad de lugares, experiencias y otras cosas interesantes.



 
 
 
 








En fin, un viaje, al decir de Vasconcelos, se comienza con inquietud y se termina con melancolía. Condición, en definitiva, que incita a tener otra oportunidad.