29 de septiembre de 2005

Sentidos



Cada vez que algo sucede, bueno o malo, es esencial conocer la causa para predecir hechos futuros y saber obrar en consecuencia. Cuando dejamos de interpretar los hechos, encontrarle el sentido a lo que ocurre en el mundo, nuestra existencia se disipa entre la incoherencia y el absurdo.
Así nos pasamos la vida, luchando por un sentido, aún al precio, muchas veces, de producir sin sentido. Y si en esa búsqueda de explicaciones y causas no las encontramos, únicos elegidos con los cinco sentidos para crear ficciones, fácilmente las inventamos.
Porque una respuesta rápida más o menos satisfactoria es preferible a otra perfecta, pero lerda. Y una respuesta errónea puede resultar más útil que la falta de respuesta. Aunque no basta que ésta sea asombrosa, bella o ingeniosa, debe además tener sentido.
Por ejemplo, para darle sentido a lo que decimos: las acciones políticas nunca tienen sentido en sí, sino que el verdadero sentido se nos revela por el sentido que nosotros le atribuimos. Es decir, se hace necesario un marco de referencia que esté fuera de lo que se analiza para interpretar el sentido de un hecho puntual.
Un cuarto oscuro carece de sentido político hasta que lo interpretamos como manifestación sentida de la soberanía popular.
Desde hace muchos años la ciencia parece ir en sentido correcto para encontrarle respuestas a los misterios de la vida, respuestas que ya los antiguos conocían, aunque a través de otros sentidos. Y nos encontramos que lo que antes no tenía ningún sentido, ahora sentimos que lo tiene.
Como nada de lo humano tiene sentido si es ajeno al sentir humano, es recomendable aguzar los sentidos, porque cuando hablamos de sentidos, tiene sentido referirnos al órgano de los sentidos.
La conciencia humana tiene su expresión física en el cerebro o el cerebro tiene una expresión etérea en la conciencia, según sea el sentido de la corriente filosófica. Sabemos que posee el cerebro dos hemisferios, el izquierdo y el derecho, de los cuales salen ideas, en sentido metafórico y como manera de darle sentido a los fenómenos del mundo.
Las ideologías suelen ser productos directos de esos hemisferios. Y resulta que en general, según la actividad de cada uno de nosotros, predomina uno u otro de esos hemisferios y no en sentido figurado.
Pero el contrasentido está en que el cerebro izquierdo prefiere expresarse con los modos de la derecha, mientras el derecho con los modos de la izquierda. Y mientras el sentido izquierdista hemisferio derecho se maneja en sentido de la intuición, el resentido derechista hemisferio izquierdo prefiere hacerlo en sentido lógico.
Téngase en cuenta que sólo a través del buen sentido tiene sentido este doble sentido, sino solamente será un contrasentido.En todo caso para no quedar sentidos o resentidos, hay que darles el sentido pésame a los que pretenden embargarnos los sentidos, los que aspiran a hacernos perder los sentidos, o más grave aún, los que se empecinan en quitarnos el que debería ser el más común de los sentidos, el humor