13 de octubre de 2016

Festival Sábato










Martín Kohan: el desubicado






Juro que no tenía ninguna predisposición negativa con Kohan. A pesar que el ruidoso ambiente no era el más adecuado, me apresté a escucharlo con toda buena voluntad
Al principio comenzó con una opinión en la que coincidíamos. Que después de muchos años de haberlo leído por primera vez siendo jóvenes, sobre todo «El túnel» y «Sobre héroes y tumbas», hoy no lo valorábamos de la misma manera.
Pero, a partir de ese momento comenzó a sorprenderme y, posteriormente, a indignarme.
Es que inmediatamente pone de manifiesto un grave menoscabo, no solamente de la obra, sino, además, del autor. Y no exagero.
No me agrada pensar que haya cometido el error de creerse, como algunos intelectuales, más importante que los fenómenos que analizan.
Creo que tiene todo el derecho de opinar libremente sobre Sábato y su literatura, pero hacerlo de esa manera, justamente en un homenaje, es algo, por lo menos, desubicado.
Quizás Kohan podría defenderse, citando al gran oriental, que con la verdad no ofendía ni temía. Pero, más sensato, Don Ernesto sostenía que no se podía decir todo lo que pensamos en cualquier momento y lugar, a riesgo de perder amistades o someternos a situaciones violentas.
Me recordó a un personaje de la vida real, digno de la literatura, que en el velorio de un amigo le contó a la viuda, que lloraba sobre el cuerpo aún caliente, algo que ella desconocía, que el difunto no solamente la engañaba con una amante, sino que, además, tenía un hijo no reconocido con ella. Nadie se hubiera atrevido a decir que no era un tipo sincero. Pero el adjetivo más apropiado a usarse seguramente sería otro.
Por su condición de escritor, pero sobre todo por ser profesor universitario de literatura (lo repitió varias veces), «mal pago» (lo repitió varias veces), quizás creyó estar al frente de una clase con sus alumnos.

Basó toda su argumentación en una figura central, Borges (el más grande escritor argentino, según él). Y a partir de ahí la comparación con Sábato. Comparación que en la literatura Sábato llevaba siempre las de perder.
Pero además, lo más ruin, lo llevó al plano personal. Donde Borges era el que manejaba el humor y la ironía y no le importaba figurar. Y en cambio, Sábato, al contrario, pesimista, depresivo y al que le gustaba sermonear.
Y el colmo. Trajo a la memoria la visita que le hicieron al dictador Videla varios escritores, entre ellos Sábato y Borges. Y usó de varios artilugios retóricos para exculpar a Borges y no  usó ningún argumento(ni siquiera el Nunca Más) en defensa de Sábato, sino que lo condenó implícitamente.
De cualquier manera siempre es saludable reflexionar, aún discrepando, con lo que nos apasiona, la literatura.