25 de mayo de 2016

Rio Buzios Beach: lo que sentí






Hacen bien, ayudan, los que  suelen deleitarse con la habitualidad deportiva de la descalificación.
Una tesis, acaso, sobre las peripecias reflexivas de su desgracia.
Pero,cuando uno pasa momentos excesivamente buenos, tiende a disimular las pequeñas negatividades que cualquier hotel debe, necesariamente, tener.








Por lo tanto, podría sonar poco objetivo a la hora de hacer un balance sobre la estadía en el Rio Buzios.
Sin embargo, me embarga la idea de describir, aunque no sea detalladamente, este original hotel.










Por ejemplo, está construído sobre un morro y honra las pendientes. Lo que hace que los pisos sean terrazas.

De manera que, cada uno de los huéspedes, debía aprovechar, si no desea usar las escaleras, la
valiosa experiencia de viajar hasta sus habitaciones en un ascensor exterior que no usa la vertical sino que respeta la pendiente del morro.













Podría decir, además, que todo está rodeado de frondosa vegetación, flores y arbustos, crecen con facilidad en un clima tan favorable, que están muy bien atendidas.






Alcanzaba, entonces, para calificar bien. Sin embargo, tenía otros aditivos.








Respetando el ambiente amigable con la naturaleza, los muebles son de caña y los cielos rasos de machimbre. Y con hermosos balcones desde donde se aprecia la belleza de Buzios.












 La pileta pública con salidas de chorros de agua caliente, especial para la caipiriña al atardecer.











Algo más para el elogio, el personal se desvive en atenciones.












Y los pequeños detalles, que para un pasajero resultan importantes. Las sillas y sombrillas para la playa. Los adaptadores a discreción. Los amenities de buena calidad. Y el WIFI gratis.












Y, sobre todo, la cama y la ropa de cama.






Generosa valoración de la experiencia, que uno siente, en principio, que no pasó desapercibida.

(opinión del que escribe, en Tripadvisor)