Aspirar a ser un runner debiera interpretarse como un acto de sacrificio. No obstante, interesa más el resultado que los severas monotonías que se generan en el camino. Corresponde entonces entregarse, preferiblemente, al placer matemáticamente deportivo, donde lucen el vigor creativo de una entrenadora y el éxtasis de los entusiasmados seguidores.
Domingo 30 de Abril
Hermoso domingo de otoño. Ya había planificado un fondo tranquilo. Pero tenía que convencer a sus amadas piernas, las verdaderas protagonistas de todas sus locuras.
Tuvo suerte que habían descansado bien porque está noche el puto gato decidió no dormir toda la noche debajo de ellas.
Finalmente, decidieron acompañarlo, aunque en la mitad del camino hubo un atisbo de protesta, desistieron de la queja.
Vuelve al velódromo al que no iba desde antes de la pandemia. Apenas entró un veterano ciclista varado en la banquina le pide ayuda. Parecía que sus piernas habían recordado al tango: "esos platos fuertes no son para vos" Tuvo que hacer un gran esfuerzo para poder sacarlo de la bici por sus piernas agarrotadas. Sin embargo, su espíritu pudo más que sus músculos, salió de la bici y se paró.
Siguió su camino tranquilamente. Un runner experimentado lo supera y con el pulgar en alto le susurra "buen ritmo". Mientras otro corredor lo saluda muy amablemente desde el otro carril. Está llegando entero a la meta perseguida. Se lo debe a sus queridas piernas, quizás a las nuevas "llantas", y seguramente, a las ganas que inspiran sus clases de running.
Domingo 7 de Mayo
Finalmente, llegado al destino final, el chabón, para salir del ayuno, se manda dos aceitunas y un jugo de dos naranjas y un limón con, que no le vaya a faltar, la creatina. Y terminar la jornada con unos mates amargos, como de costumbre.
Domingo 14 de Mayo
Desde que se inició en la práctica, en el eterno recreo de correr, su vida comenzó a parecerse a una serie de running de Neflix.
El cree seriamente que la meta, como en el psicoanálisis, consiste en liberar la imaginación.
En este clásico fondo de los domingos el "aspirante" pensaba en el yo del recuerdo, en el tiempo perdido, en las personas que lo abandonaron, en los sentimientos que no volverán.
En un momento se sintió triste. Pero optó por seguir su marcha a ritmo regular.
De pronto comenzó a sentir la música de las zapatillas al tocar el suelo, la respiración agitada, el viento en la piel, el canto de los pájaros y ríe, solo y tranquilo, sin que las miradas de los otros le importe un carajo. Y estaba muy bien así.
Después de una hora de trote se dió un descanso, se permitió caminar un rato. Calculó que su aspecto de marginal se había acentuado a lo largo de la mañana.
De todos modos acumula, paradójicamente, un compendio aceptable de satisfacciones. Imposibles de ser tergiversadas como inútiles.
Jueves 18 de Mayo
Anoche me suspendieron el entrenamiento de
running, contra mi voluntad, y aunque me
pasaron la rutina para hacer por mi cuenta, por
la falta de estímulo, no pude dejar la zona de
confort y quedé maratoneando series.
Hoy no estaba en mis planes correr 10 km. pero se hizo necesario para sublimar mis instintos.
Unos deambulan serenamente, otros pasean el perro, andan en bicicleta, hacen footing o disfrutan tomando mate.
Mientras él corre a su ritmo, sumido en sus cavilaciones, suelen adelantársele jóvenes corriendo, en actitud desafiante.
Quizás correr tranquilamente mientras se contempla el paisaje no encaje con su mentalidad.
En contraste, él está (aunque no se jacte de ello) acostumbrado a que lo superen, después de todo él no es kipchoge
De todos modos, no le produce ningún fastidio.
Ellos tienen su ritmo y su tiempo propio. Y él su ritmo y tiempo propio. Y es lógico que así sea.
Es más, ve a los jóvenes que lo superan y siente una profunda envidia cuando corren bien, con elegancia.
En definitiva es bueno sentir que tu cuerpo se va acostumbrando al esfuerzo y que además sirva para acumular millas.
Sábado 27 de Mayo
Ya está bastante acostumbrado, bastaba ponerse el jogging (la mañana está fresca), las zapatillas y el buzo, tomar un vaso de agua y salir.
Poner en funcionamiento su cuerpo tal vez no sea gran cosa, pero, en cualquier caso, a él le resulta de mucha utilidad.
Sus músculos, como diría Murakami, son tan testarudos como él. Memorizan y aguantan y en cierta medida mejoran.
Dicho de otro modo, con la edad uno va acostumbrándose con lo que tiene. Quizás sea una de las pocas ventajas que te dan los años. El cielo está claro y despejado y el viento otoñal, aunque haya que resistir su empuje, te mantiene fresco.
Por ahora los tiempos no le preocupan. Intenta aumentar el recorrido. Como decía Hemingway "continuar es no romper el ritmo". Una vez que ajustas el ritmo lo demás viene solo.
Puede hacer un despliegue de objeciones infinitas a su deseo de correr.
Para qué corrés? Te vas a joder las rodillas. Estás muy flaco. Qué ganás?. Los domingos son para levantarse tarde. Vos ya estás para darle de comer a las palomas en la plaza.
Sin embargo, una energía que se manifiesta nunca es una amenaza, solo es un desafío, una oportunidad magnífica de efecto inmediato.
Ese oxígeno extraño y liberador que nos inunda y un vértigo que abriga la inesperada sensación de estar a salvo.
Como todas las mañanas de domingos se pone el jogging se calza las llantas y sale a correr porque siente la necesidad de moverse.
La continuidad del espacio del tiempo y de la voluntad. Hacer posible lo pensado.
La primera sensación que debería trasmitir es lo que experimenta cuando corre.
Y digo debería porque dudo que las palabras escritas puedan dar una idea.
Porque no basta con declarar que lo de él es una sensación placentera empujada para obedecer al deseo y condicionada por la voluntad de sus piernas y sus músculos.
Más valdría alguna metáfora, imaginar una sensaciones imaginarias para expresar una sensación conocida.
Así andamos, entre la necesidad y la imposibilidad.
Hermosa y cálida mañana de domingo que a diferencia de los días más fríos suelen frecuentar el corredor mayormente caminadores.
También hay corredores de larga distancia, gente que se parecen y que difieren de los que practican otros deportes porque cada cual va por su cuenta, aislados y meditabundos.
Todos dan la impresión que están pensando en algo. Tal vez no piensen en nada pero dan la impresión de no tener la mente en blanco.
Aislado, pensativo y desconcertado, se cruza con varios conocidos. Gente que lo conoce, que quizás conoce otra versión suya, la del pasado.
Lo interesante de la jornada es que aprendió, en medio del invierno, que había en él un verano invencible.
Miércoles 28 de junio
Analizar las corridas es un divertimento
Tener nada para decir, no es ninguna garantía de eficiencia en la acción.
Con la celebración de la parquedad, adapta, de forma bastante sencilla la estrategia de jactarse de aquello que le falta del discurso.
Sentencias, en definitiva, gastadas por el abuso cotidiano.
Aunque lo de hoy no es el caso.
El jesica team tiene su punto de encuentro en el gimnasio.
Pero en el momento citado había tantas ausencias que si faltaba uno más no cabía.
Pero él no podía ni debía desaprovechar la oportunidad de salir a correr para despuntar el vicio
Unas vueltas al velódromo y la vuelta a casa.
Pero eso no fue todo.
No podía imaginar que al entrar de nuevo al corredor se iba a cortar la luz.
Siguió su marcha, sin prisa pero sin pausa, con la esperanza del retorno diurno.
Pasaban los km. y seguía adivinando el suelo.
Aunque nunca había corrido a la luz de la luna, le resultó muy placentero. Una hermosa luna que invitaba a disfrutar del momento.
Llegando al fin del camino se hizo la luz. Y volvió a la realidad real.
Un incidente desagradable con un tren repleto de gente detenido en la estación Muñiz y muchos policías en acción.
Demás está decir que su curiosidad no fue suficiente como para detener la marcha.
Al regresar a casa, se sentó para desearle pronta mejora a su entrenadora y reflejar lo vivido.
Domingo 2 de julio
Hoy se levantó de buen humor.
El boludo publica un reel en las historias de Instagram invitando a los compañeros runners a compartir un fondo dominguero.
No parece que muchos lo hayan visto pero se encontró con varios conocidos.
No le va tan mal en el fondo. Como siempre, le cuesta un esfuerzo extra al principio, hasta que sus músculos adquieren la temperatura adecuada y consigue la velocidad crucero.
Y todo se convierte finalmente en un paseo.
A veces, se pregunta si no es algo creado por su mente.
No importa, se dijo, al fin y al cabo, no encontró algo que lo emocionara tanto desde el día que se dio cuenta que había finalizado la hora de la política. Que había perdido ese oleaje imponente que lo mantuvo sacudido durante mucho tiempo y terminó tragado por una cotidianeidad inevitable desprovista de acechanzas.
Y así, en un abrir y cerrar de ojos fueron pasando los kilómetros.
A decir verdad, él no tenía ninguna prisa.
Pero una vez que había llegado hasta alcanzar el objetivo, ya no tenía sentido volver atrás.
Que le vamos a hacer.
Como siempre empezaba un nuevo domingo
Encaminaba sus pasos hacia el espacio tan trillado.
A menudo, reflexionaba, la gente que tiende a lo sano sólo piensa en lo sano y al contrario la que tiende a lo insano solo piensa en lo insano.
Según él, para tratar con cosas insanas tiene que estar lo más sano posible.
Tal vez tendrá que acostumbrarse a tener ideas que posiblemente no tengan nada que ver con lo correcto o lo incorrecto.
Hay cosas que surgen de alguna parte y viven dentro de uno, cosas que uno no puede elegir, a las que no puede darle una respuesta.
Finalmente, todo lo que había sentido hasta ese momento proveniente de su interior se fue desvaneciendo.
Aunque los fantasmas siempre estarán presentes, comprendió que ya no podía seguir un hilo de pensamiento y renunció a seguir pensando.
Las fuerzas que aún no habían abandonado su cuerpo lo intiman a no quedar inmóvil. Sin ellas no podría llegar a ningún lado, por eso siguió corriendo.
Domingo 16 de julio
Otro domingo de fondo. Es que prefiere toda la vida el caos, el barullo y la torpeza de ese gil que se levanta temprano con 0 grados de temperatura solamente para alimentar la ilusión boludisima de que algo está ahí para experimentarse en soledad y que viene acá a contarlo como si fuese Sai Baba, que a esa turba que se quedó cuatro horas más en la cama durmiendo, garchando o haciendo huevo.
Es que su vida se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de supersticiones maravillosas. El cree que nunca es solo la corrida, es la corrida y otras cosas.
En todos los detalles que se revelan sin quererlos ni buscarlos.
Una energía que se manifiesta no solo en el cuerpo, sino, también en la imaginación. Y en el entorno que se genera.
Hoy en una típica precariedad de supersticioso cree que su rodilla tiene algo para decirle.
Sin embargo, su rodilla siniestra se la bancó poniendo lo que hay que poner para llegar a destino.
Darlo todo y que el mundo no se termine por una molestia y poder volver tranquilo a casa.
Domingo 23 de julio
Para la mayoría los domingos suelen ser un
día de oasis en la semana.
Sin embargo, para él solían ser de aflicción.
Pero todo cambió cuando comenzó su manía por correr.
Siempre fue de buen dormir, pero cuando algo lo despertaba, por ejemplo el puto gato, se desvelaba.
Y eso implicaba bajar el rendimiento. De todos modos no era este el caso.
En este apacible y agradable domingo, a pesar de estar en pleno invierno, estaba en la ruta tan frecuentada mirando hacia adelante con el movimiento de sus brazos y piernas acompasados.
Su mente parecía inclinarse a pensar en algo nada excepcional pero interesante.
Tal vez, las inefables sensaciones están y estarán, indudablemente, a merced de las circunstancias.
Parafraseando a Descartes, corro, luego existo.
Domingo 20 de agosto
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando nos damos cuenta que solo tenemos una, nos decía Andrade.
De manera que siendo ésta la única vida que tenía, y que no podía cambiarla, no le quedaba más remedio que vivirla.Al anarco runner nadie lo había obligado, él se había metido conciente de lo que implicaba.
El mecanismo ya estaba en marcha y él se convirtó, sin duda, en un engranaje más del mecanismo.
En definitiva, se encontró con algo que le dió impulso a su vida y se aferró a esa disciplina casi sin darse cuenta.
Aunque se entregue a la obsesión, aquí y ahora, de exigir su cuerpo, qué tendría que perder.
Al fin y al cabo no se consigue un logro relevante sin una práctica constante Y como lo describe Murakami "Lo importante es ir superándose, aunque solo sea un poco con respecto al día anterior. Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera, ese no es otro que el tú de ayer".
Domingo 27 de agosto
Qué sentido tenía levantarse de la cama, afeitarse, ponerse una remera, un buzo y salir. Si afuera lo aguardaba, aunque fuera un espléndido domingo con un impertinente sol de agosto, la nociva inactividad, donde podría haberse refugiado.
Pero ocurre que él tiene más atributos de atorrante que de otario. Téngase en cuenta, además, que cuenta con una incuestionable voluntad de acción.
Por consiguiente, entonces, podría sentirse reconfortado con su accionar deportivo.
Esta historia encierra, estimado lector, una moraleja:
El que se resiste, insensatamente, a terminar con la inactividad sedentaria, es inútil que pueda zafar de las repercusiones del efecto.
Cada uno debe elegir entre uno de dos dolores:
El dolor de la disciplina
El dolor del arrepentimiento.
El cree que el lugar correcto siempre, siempre, es el ahora.Y con simples cosas, como caminar o correr, regresará a esa cita habitual que tiene que atender consigo mismo, a ese silencio necesario. No hace falta más.Justo cuando sus reflexiones lo habían llevado a ese punto había surgido algo que podría llamarse entusiasmo, ganas y disposición.Sin embargo, este domingo estuvo lloviendo desde temprano.No era una lluvia demasiado intensa, pero si pertinaz.Es un trago amargo tener que suspender el fondo, pero a él no le gustaba actual bajo la influencia de las inclemencias climáticas.Por lo tanto, marcha conscientemente hacia el sacrificio de ofrendarse para una estadía en la cama, enclaustrado con la familia no humana. Maratoneando series, escribiendo y leyendo.
PD. Lo hace regularmente, no porque sea lo más placentero, sino porque detesta no sentirse bien. Y el ejercicio le equilibra la química cerebral, le mantiene en condiciones el chasis y en la medida de las posibilidades, le deja tirando a bonito.